viernes, 25 de junio de 2010

Mi primer post 'mobile'

Podrá sonar raro, pero tras 14 años de 'pajariar' con esto de la tecnología, es la primera vez que posteo desde un celular.

Claramente mi única intención es la de probar una aplicación llamada Blogger Droid (adivinen para qué sistema operativo) que acabo de descargar en mi Xperia X10.

Afianzo mi deslumbre por el sistema de texto predictivo de este equipo. Me ahorra mucho tiempo al digitar.

Todo esto como preparación para el cubrimiento que haré de Campus Party. Espero anunciar un par de sorpresas el día del evento.

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sábado, 19 de junio de 2010

La vez que cené con el 'Mago de Woz'


Se acerca el Campus Party, versión Bogotá, y veo con entusiasmo que la figura internacional del evento, que se realizará en Corferias entre el 28 de junio al 4 de julio próximos, será Steve Wozniak, uno de los personajes vivos más importantes del mundo de la tecnología.

No pienso escribir sobre 'Woz', como le dicen al cofundador de Apple. Para eso está Wikipedia. No obstante, para referencia un dato general: Woz fue el cerebro técnico detrás de Apple en sus inicios. Fue el responsable de diseñar el hardware y de escribir la mayoría de las aplicaciones de los Apple 1 y 2 (este último el computador personal mejor vendido en los inicios de los 80).

Por la suerte que siempre me ha acompañado, tuve la oportunidad de conocerlo en septiembre del 2007, cuando organicé, junto a Guillermo Santos y Javier Méndez, la segunda versión de una feria de tecnología llamada 'Vida Digital', bajo la marca de la revista Enter y de El Tiempo, en Bogotá, curiosamente, en el mismo lugar donde se presentará dentro de poco.

Tratarlo y hablarle bajo la relación organizador-speaker fue una gran experiencia. Me quedé con la sensación de estar al frente del mejor de los 'nerd'. Su personalidad no es consecuente con su fama, es decir, no disfruta mucho de la figuración, las cámaras o la adulación ('alguito' distinto a su ex-compañero de Apple).

Recuerdo que, pese a ello, fue la estrella de nuestra feria. Perseguido, aplaudido, asediado, de manera constante por los Mac fans que estuvieron en su conferencia, aunque siempre saludó y firmó autógrafos, como en el caso del Macbook de el gran @matiasjajaja (recuerdo su cara de alegría mientras saltaba como loco celebrando).

Su charla fue sencilla, sobre la actualidad de, en ese entonces, la 'vida digital'. Nunca se separó de su atril, con poca luz, casi sin despegar la mirada de su portátil. Al final un cerrado y estruendoso aplauso.

En un salón privado almorzamos con Woz, los patrocinadores del evento y un par de lectores de la revista que se ganaron su entrada por un concurso que hicimos. No tuve mucho tiempo de hablarle, pero me impresionó su cambio de actitud: más afable, divertido y atento. Tanto, que mi jefe, Guillermo Santos, lo invitó a cenar junto a su esposa (la de Woz), quien lo acompañó al viaje.

Guillermo le ofreció varias opciones: comida típica colombiana, comida internacional, etc. Luego de escucharlo, le preguntó si había un Hard Rock Café en la ciudad, pues coleccionaba el merchandising de esa cadena en todo el mundo. Allí quiso ir.

La cita fue hacia las 8:00 p.m. Llegamos con Guillermo y Javier (editor de la revista) puntuales. Woz apareció sólo. Su esposa, nos confesaría luego, no quiso salir del hotel por aquello de la seguridad.

Llegó vestido con la misma ropa que llevaba durante su charla (de estricto negro, al estilo Apple), pero esta vez traía algo diferente: una bolsa tipo canguro en su cintura. Pedimos hamburguesas y empezamos a hablar de tecnología. Nos contó de esos años en los que comenzaron con Jobs a trabajar, de lo duro que era 'vender' los conceptos e ideas en esas épocas, de Altair, de IBM, de Microsoft (de la que dijo ser socio, ja!), en fin.

(Paréntesis: es obligatorio para todo maquero ver el mítico Macworld de Boston, en 1997. La historia nunca se debe olvidar)

Yo le pregunté por Jobs. Dado lo inexpulgable que es el personaje, me interesó indagarle por él, su personalidad. Tampoco suele hablar mucho de su amigo. Me comentó por encimita que era un gran tipo, visionario, dedicado y muy exigente.

Yo le pregunté por su relación con él, pues desde siempre se dijo que Woz era el genio, pero malo para los negocios y Jobs no tan talentoso para lo tecnológico, pero un verdadero tiburón para comerciar.

Me respondió con una anécdota: alguna vez se le acercó un tipo en una feria y se presentó como el comprador de un juego que él (Woz) había desarrollado muchos años antes. Jobs fue el que se lo vendió. El señor lo saludó y le dijo que se sentía orgulloso de haber pagado tal suma (una suma alta) por ese juego y que "seguro fue un gran capital para arrancar con Apple. Me siento casi inversionista de esa empresa jajajaja", le dijo. Woz se quedó pensando y le dijo que no recordaba tal cantidad, sino una muchísimo menor por ese jueguito para computador. El señor le confirmó el dato. Woz, nos dijo en ese momento, pensó para su adentros "Ops, lo hizo de nuevo".

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Una vez terminamos de cenar, abrió la bolsa que traía y oh sorpresa! eran trucos de magia! Cartas, cuerdas, anillos, en fin, nos entretuvimos mucho rato con toda la magia que nos hizo, todos trucos de gran calidad y fineza, casi que de ilusionismo. Nos comentó que era su hobbie preferido.

Pero lo que más nos impresionó fue su 'magia' con las matemáticas. Le pidió a Javier que le dijera un número, cualquiera. Sobre una servilleta pintó una cuadrícula de 8X8 cuadritos. Javier le dijo el 69 (vaya numerito). Woz miró un segundo al techo, pensó, bajó la mirada, y empezó a llenar cada uno de los 64 cuadritos con distintos números... lo hizo en un minuto, creo, o menos.

Luego le dijo a Javier que sumara los horizontales. Todos daban como resultado 69. Ahora los verticales... 69. ¿Qué tal los diagonales? 69 también... los cuatro de las puntas... 69! en fin, como se sumara, de cualquier manera, sentido u orientación, la cifra final era la misma.

Javier le dijo que le había dado una cifra fácil, que con una de tres dígitos sería complicado. Lo retó. No recuerdo el número, pero, repitió, en el mismo lapso el ejercicio y el resultado fue exactamente el mismo.

Un par de coca-colas al final, la foto para la posteridad y un saco de regalo con el logo de su querido bar, edición Bogotá. Espero verlo en este Campus Party de nuevo. Le pediré que me firme la foto.