miércoles, 25 de enero de 2012

Entreguémonos... no tenemos otra opción

¿Que si Google lee nuestros correos, sabe qué palabras buscamos, analiza las ciudades que exploramos en sus mapas, las citas que tenemos en Calendar, lo que escribimos en Docs, etcétera, etcétera? Sí. Hace rato. ¿Y?
¿De dónde el escándalo? Legalmente ellos y los cientos de servicios populares de correo, búsquedas, redes sociales, videos, discos duros virtuales, conversores y demás plataformas que disfrutamos gratuitamente, nos lo dijeron que lo harían, y bien claro, en el contrato de términos de uso y servicio cuando abrimos la cuenta o perfil. Que no los leyéramos no es su problema. Es nuestro, en verdad.
Es más, ese espionaje y violencia contra nuestra identidad y privacidad es su gasolina. ¿Cómo creen que hace Google, por ejemplo, para poner su pauta en todos sus servicios, si no es sabiendo con exactitud quiénes somos, qué hacemos y qué nos gusta? Así vendieron casi 38.000 millones de dólares el año pasado en publicidad y, de paso, pagaron las miles de granjas de servidores que tienen en todo el mundo  para 'regalarnos' varias gigas de espacio en el correo, mapas interactivos de nuestras ciudades, un paquete de oficina en línea, un sistema operativo de celular y más de 500 mil aplicaciones compatibles... entre cientos de cosas que nos dan. Y lo mismo hacen todos los demás.
¿Creyeron que todo eso y más en verdad era gratis? No. Por eso mi propuesta es que nos entreguemos. Hacer alharaca y llanto por la evidente manera como nos tienen detallados, cruzados de información y quién sabe qué mas cosas harán con nuestros datos, es una verdadera estupidez. Ellos propusieron el modelo, nosotros aceptamos. ¿Entonces?

A mi me gusta mi Gmail, así me ponga avisos de golf, cuando ayer estuve viendo en Youtube videos sobre cómo mejorar el golpe largo con el drive. No podría vivir sin Twitter, así ellos entreguen mis datos al Departamento de Estado o a las entidades de Seguridad en EE. UU. por temas de "seguridad nacional". Facebook es una herramienta chévere para mi, pese a que todo lo que he subido, mis fotos, videos, textos, enlaces, comentarios, chats, sea guardado y escudriñado al milímetro para ver qué publicidad me ponen o qué de ello es potencialmente vendible a terceros.
Y no hablemos de los móviles. Allí sí que están peor las cosas. No sólo pueden saber en dónde estamos, gracias al GPS, sino además qué chateamos, escribimos, en fin, hasta qué teclas presionamos al día.
No hay otra opción, sino entregarnos. En términos básicos, somos una quinceañera que se dejó convencer con la galantería y los regalos, a la que ya le metieron la mano bajo la blusa y le desabotonaron el brasier. Nos toca aguantarnos, tratar de que las manos no lleguen más allá de lo permitido, que tampoco se pasen, pero no hay más opción, pues ese 'pulpo' a la larga nos gusta, nos sirve.
Me pareció valiente lo de Google de estos días, al anunciar que sí, que efectivamente se dedicará, de frente y a la luz a recolectar la info de sus usuarios, de todos sus servicios, para cruzarla inteligentemente y vender mejor. Se vendrán demandas, sí. Pero de una vez salen de ese problemita. Además con el lapidario "si le gusta, bien, si no, chao". Y también tienen razón al decir que lo hacen "para mejorar la experiencia del usuario a la hora de interactuar con los Google services".
Cuando me entró el impulso de escribir este post (espero que hasta allá, hasta mi mente, no lleguen a husmear -baja la mano, tontito! diría la quinceañera), tan sólo medio digité las tres primeras letras de la dirección de mi blog, hábilmente guardado en las cookies de mi Chrome, di clic, y listo, derechito al editor de entradas... eso es facilidad.
Por que yo ya me entregué, cedí mi identidad e información personal, a cambio de esa comodidad, de esa libertad... y usted, ¿cuándo se va a entregar?

Opinar con respeto, en este blog, no cuesta! Gracias por leer!

domingo, 22 de enero de 2012

La importancia del preámbulo y 'el antes'


No, no voy a bloguear sobre sexo. Para ese tema existen blogs muy interesantes y serios. Sin embargo el título de esta entrada sí pretende plantear una analogía entre el arte del amor y el 'arte' de diseñar una estrategia de Social Media: el preámbulo.

Pocas veces, las personas o empresas que se dedican a diseñar campañas digitales hacen un buen trabajo previo antes de 'introducir' a sus clientes de inmediato, y sin mucha preparación, en actividades en redes sociales.



Antes que el cliente lo entienda, apropie a su realidad y modelo de negocio, e incluso que se prepare, termina 'desnudo' en medio de una campaña desordenada, que no sigue el camino esperado y que termina en una frustrante experiencia para todos.

Son varios los aspectos que personalmente siempre trato de poner sobre la mesa antes de comenzar incluso a pensar en tecnologías, conceptos gráficos o canales 2.0. Esos, para mi, son aspectos que se deben analizar sólo al final como parte del resultado de un proceso previo de análisis y estudio sesudo de cada caso.

Así, como en el sexo, nos sintamos expertos 'preambuladores' a la hora de pensar en estrategias de social media, me gustaría que revisáramos entre todos la validez de estos puntos:

1. El objetivo del cliente vs. la realidad global. Muchas veces los clientes buscan una consultoría en digital para un tema puntual, específico: el lanzamiento de un producto, como complemento de una actividad de BTL o de marketing, etc. Esto, aunque normal, no debe ser la única cara que debemos analizar. Si un cliente viene a ustedes con un 'afán' de estos, "porque es que tenemos que tener redes sociales en esta campaña", debe quedarle en claro que en el 2.0 las cosas no son así. Es muy común que los genios que normalmente ocupan el cargo de gerencia de mercadeo en el cliente, crean que, al igual que en la publicidad, el BTL o cualquier cosa de esas, en social media es posible activar, sostener y apagar una campaña. Así no es. Esto es como la mafia: una vez se entra, no se sale. Crear contenido, marca, en social media, es crear comunidad, fidelidad, sentidos, apego, es "humanizar tus valores de marca", un tesoro que se parece más a una planta, que debe cultivarse, abonarse y, en el momento preciso, cosecharse, en repetidas ocasiones, acrecentando el valor de la comunidad.
Por supuesto que existen maneras de crear actividades puntuales y fintas, pero la norma en el 2.0 es que las cosas deben sostenerse, alimentarse y evolucionar. Ese debería ser el objetivo siempre.

2. Crisis y escenarios de riesgo. ¿Hay alguna agencia o 'social media expert' en Colombia que contemple escenarios de crisis posible, con su apropiada ruta de manejo y control, en sus maravillosas campañas que proponen en pomposos power points a los clientes? Escuchen la respuesta: NO EXISTEN. O por lo menos no conozco la primera o el primero. A todos ellos, gracias! Su descuido sirve (nos sirve) a muchos para hacer negocio. Sigan así, porfa. 

3. El canal adecuado. Es otra de las realidades de nuestro mercado. Existe una suerte de totalitarismo que se deduce de la 'especialización' que algunas agencias o 'social media expert' venden a sus clientes. Sólo Twitter o Facebook... "es que son las redes más populares", diría alguien... sí, claro, pero por encima de eso, lo verdaderamente popular es la percepción del mercado objetivo en torno a los valores de marca, y cómo ese factor juega a favor o en contra de mis objetivos de comunicación e influencia en el marco global de la campaña. ¿Acaso creen que social media sólo se hace en canales digitales? ¿Puede un concepto de marca convertirse en una aplicación móvil, por citar un ejemplo? ¿Existe un influenciador primario más eficiente sobre mi mercado objetivo, que una red social masiva y popular? Bello preguntarse esto, con el cliente, para hallar vehículos más adecuados.

4. Los infuenciadores y/o dinamizadores. Palabreja rara, de masivo uso, pero de poco, muy poco, análisis por parte de clientes y asesores (llámese agencia o 'social media expert'). Optar por un tercero externo que tenga reputación especifica, vertical, especializada, con el objetivo de convertirlo en dinamizador de una campaña es algo perfectamente correcto y hasta lógico. Pero, casos se han visto. ¿Un famoso o celebridad es útil, sólo por su imagen o cantidad de seguidores? ¿Un no-famoso/celebridad, aplica sólo por tener una amplia base de seguidores? ¿Cómo impacta la parte negativa/opuesta de la imagen en social media de ese dinamizador? Cuando elegimos un dinamizador preciso, ¿le pedimos sólo emitir contenido, o generar conversación en torno al mismo? Todavía recuerdo el caso de Vladdo,  influyente caricaturista, que se muestra como contestatario y revolucionario, y quien fuera elegido por Mercedes Benz para una gran campaña, incluidas las redes sociales, en donde la gente literalmente lo apabulló por el desencuentro entre la imagen suya y la de los autos. ¿Qué pensaba el sr de la agencia al que se le ocurrió que la marca Vladdo pegaba bien con Mercedes Benz? Ninguno de los dos tiene la culpa de ser como ser, tanto Vladdo como Mercedes son influyentes en nichos específicos, pero claramente distintos y para nada acordes. A eso me refiero.

5. Medítelo... del verbo (antioqueño) medir. ¿Cómo medimos el éxito/fracaso? En este punto es en donde tal vez las agencias y 'social media expert' tienen mayor divergencia con el cliente. Si el cliente al frente se contenta con un excel lleno de cifras sobre clics, page view, likes, followers y comments, entonces fresco, no siga leyendo, la tiene de 'papayita' porque lograr eso en social media es lo más sencillo. Hasta con ayudas 'non-sanctas' se puede.
Ahora bien, si al momento del preámbulo el sujeto de la campaña habla de influencia, impacto de marca, posicionamiento, cambio de percepción frente a la competencia, en fin, 'brand awareness', ahí la cosa se pone más compleja, pero para mi gusto, de mayor reto y crecimiento para todos los vinculados.



Unas pocas palabras y puntos de discusión de los que sería interesante discutir entre todos, para adicionar los que ustedes crean y compartir experiencia. Recuerden: como no hay expertos en esto, nos toca crear conocimiento entre todos. Gracias por leer!