viernes, 3 de febrero de 2012

La ley del embudo

He estado en las dos orillas: la del periodismo y la de la relaciones públicas. Por eso, me tomo el atrevimiento de escribir este cortico post de queja (como el 90% de mis entradas en este blog, sepan ustedes disculparme).
Nunca entenderé a las empresas (fuentes de información) que tienen esa maldita política de la ley del embudo. Cuando tienen mensajes para dar, comunicados de sus productos y promociones, no sólo se ofrecen y nos buscan con especial ahínco, sino que además llaman al jefe, de mi jefe, de mi jefe, para vincularlos también en sus 'noticias', armando almuerzos, citas urgentes y reuniones 'de acercamiento'.
Pero, cuando es uno el que requiere de ellos, de su posición frente a un tema, cifras y datos para una nota, NUNCA aparecen o, en el mejor de los casos, salen con el típico "es que tu sabes cómo es acá el proceso para atender a los medios".
Claro que sé cómo es el proceso! Mezquino y utilitario! ¿Creen que no lo notamos acaso? Las pobres personas que tienen en sus departamentos de comunicaciones muchas veces no tienen la culpa. He terminado por concluir que los tienen es para eso, precisamente.
Las agencias de relaciones públicas, tampoco. O al menos no el pobre ejecutivo junior que sale a poner la cara por "la compañía líder en...".
Debo admitir que no son todas las empresas las que tienen tan bella costumbre. Hay profesionales serios al frente de las oficinas de relacionamiento de la mayoría de operadores y multinacionales que hacen valer su cargo y siempre cooperan con los medios, buscando datos, consiguiendo un vocero, haciendo algo!
A esas empresas que practican la ley del embudo: esto no se trata del periodista o del medio que les pide información. Se trata de la audiencia a la que llega dicho medio. El irrespeto y la burla les cae a ellos, que con seguridad son clientes de ustedes, y que tampoco son tontos y entenderán que su ausencia se debe a un claro interés de no 'dar la cara', de no opinar en temas en los que deberían hacerlo.
Esconderse o atender los consejos de 'estrategas' de comunicación (y de coctel) que pregonan el "no le salgamos a ese medio", es el más tonto de los movimientos.
Nos vemos en el próximo 'anuncio importantísimo', amigos.