En ese trasegar, la vida ahora me trajo al denominado 'lado oscuro', es decir, al de las relaciones públicas (PR). Los colegas que me leen, con los que compartí en medios de comunicación, tendrán la misma percepción de 'este lado' que yo tenía cuando estaba 'allá': muchos eventos, rumbas, viajes, cocteles, mujeres bonitas, trabajo suave y un grandioso salario.
Lo anterior como la parte sabrosa del tema. Dentro de lo malo, los periodistas tenemos en mente que nuestros COLEGAS (primer muro: sí, tan periodistas como usted o yo) de las relaciones públicas no saben de los temas que manejan, que son malos redactando, además de tediosos y poco conocedores de las 'buenas maneras' del periodismo y los medios.
Como (ahora) conocedor de ambas orillas, de los bemoles, dulces y dolores de lado y lado, puedo decir que todos estamos equivocados. Ni hacer PR es una delicia paradisíaca con la cuenta bancaria a reventar, ni hacer periodismo es pararse bajo el dintel del Olimpo y el poder ilimitado.
Hacer periodismo, para un medio de comunicación, requiere de un alto esfuerzo por mantener en un mismo bote a la ética, la responsabilidad social, el interés y la utilidad del contenido, además (ojalá) del éxito comercial del producto. La creatividad y rigurosidad se deben combinar a diario.
En las relaciones públicas, es necesario invertir mucho en creatividad y estrategia; en sicología del cliente (ay Dios!); en resistencia física para aguantar los incesantes requerimientos diarios de todos los colores y sabores, tanto de medios como de los clientes, entre otras cosas.
Puedo confirmar que mientras en periodismo el día arranca a 30 por hora, eleva su velocidad a medida que pasa el día, vuelve y la baja unas horas y se eleva a su máximo tope en los momentos de 'cierre', en PR el carro es como un Alfa Romeo (valga la cuña para uno de nuestros clientes): de 0 a 150 Kmph en 10 segundos y de ahí no baja hasta bien entrada la noche.
Otra de las grandes diferencias que he notado está en la metodología. El 'proceso de negocio' más elaborado que uno ejecuta como periodista se basa en la búsqueda, selección y producción de los temas (notas, artículos, etc).
En PR, todo es un método. Procesos, metodologías, planeaciones, calendarios, proyectos, en fin, todo debe obedecer a una metodología, a una estrategia. Aunque suena paradójico, la creatividad es la reina aquí, pero dentro de un excel o un PPT. Y funciona muy bien!
Recuerdo a uno de mis jefes más queridos en periodismo que siempre que regresaba de vacaciones encendía su PC, iniciaba su Outlook, seleccionaba los miles de correos sin leer que llegaron durante su ausencia y los borraba todos. Sin asco. A diario, como periodistas, pasamos por encima de cientos de correos (muchos de ellos enviados por los colegas de PR), sin siquiera verlos.
En una agencia de relaciones públicas el 98% de los correos deben ser leídos y debidamente respondidos. Es más, no hacerlo puede convertirse en cuestión de minutos en un problema de dimensiones inimaginables.
Respecto a la polémica sobre en qué lado los colegas tienen 'más conocimiento', no quiero ahondar. Acá en PR he conocido colegas que saben mucho de distintos temas. Personas con una gran mística y entrega, de las cuales aprendo a diario de su disciplina profesional. Claro, al igual que en el periodismo, la mediocridad se nota (creería que mucho más) en 'este lado'.
Otro aspecto que me ha sorprendido es el tema del trabajo en equipo. En periodismo existe un tufillo latente de celo entre colegas, de poca colaboración. En PR, por el contrario, tú eres tu equipo. A diario se vive en una coreografía laboral, en la que si alguien se equivoca, el trabajo de todos se va al piso. En periodismo si alguien la embarra, "pobrecito ese man".
No quiero sentar cátedra de nada. Amo y amaré por siempre mi oficio, al periodismo. No se qué me depare la vida. En todos los medios que trabajé dejé una huella (un estilo, secciones, tipos de contenido, nombres de productos, formas de hacer las cosas) y gracias a Dios eso me sirvió para labrarme un nombre. Ahora, en PR, no espero lograr menos que ello.
Jugué muchos años a la figura, de sable láser azul, quejetas, sabelotodo, consentido. Ahora empuño un sable rojo. El lado oscuro fluye en mi. Y me gusta...