viernes, 27 de diciembre de 2013

Cinco propósitos gerenciales de comunicación corporativa para el 2014

Chequeado el 2013. Espero que haya sido un gran año para todos. Revisando los propósitos del 2014, es importante que, desde las posiciones directivas y gerenciales, tengamos muy en cuenta el tema de la comunicación. Sin importar nuestro rol, ni la unidad que manejemos de la compañía, es vital para un ejecutivo moderno hacerse partícipe e integral con los temas relacionados con la comunicación corporativa, externa e interna.
Es uno de los mejores termómetros que tendrá siempre a mano para calcular los efectos de la gestión de su unidad y de las demás de la compañía, con clientes internos y externos. Un ejecutivo curioso y comprometido con la gestión de comunicación es, para mi gusto, un profesional redondo y mejor armado, distinto, valioso.
A continuación, cinco propuestas de propósitos para tener en cuenta en el año que arranca:

1. Amplíe su base de stakeholders. Los periodistas no somos la única audiencia vital para la comunicación en su negocio. Raro que lo diga uno de ellos, pero es así. En mi experiencia como estratega de comunicaciones corporativas, descubrí que muchas veces se imprime un sobreesfuerzo y dedicación excluvivamente a los medios de comunicación en las labores de relacionamiento. Arme una matriz de stakeholders, de influenciadores clave de su negocio. Agremiaciones, entidades nacionales y regionales, fundaciones, ONG, asociaciones comunitarias, grupos de investigación, universidades, líderes de opinión análogos y virtuales, en fin. No sólo ampliará su rango de acción, sino que podrá equilibrar mejor los esfuerzos. Se cree que los medios de comunicación son los influenciadores primarios, pero seguro encontrará en esa matriz a dinamizadores de sus mensajes con mayor influencia en audiencias clave. ¿Ha pensado en sus clientes internos? No contar con los vehículos adecuados de comunicación al interior de la compañía le puede estar cerrando las puertas a las respuestas en innovación para su negocio que tanto necesita.

2. Digital, por favor, digital!! No hay teorías. Ni postulados escritos en mármol. En la comunicación digital todo está por hacer, por crear, por innovar, todo es hipótesis. Un buen aliado externo o una capacitación constante para su departamento de comunicaciones (el cual DEBE redirigirse a lo 2.0 en el 2014 como una de sus metas de año) es ideal para avanzar en este camino. Analice las opciones, estudie el biorritmo de los vehículos de comunicación 2.0. Sepa que Twitter y Facebook NO son ni la única plataforma, ni las únicas herramientas. Wikis, TEDs, content marketing, mobile, realidad aumentada, en fin, son cientas las posibilidades y unas se ajustarán más que otras a la dinámica de su negocio. ¿No tener ni Twitter ni Facebook? Hay empresas que no los necesitan por su esquema corporativo. Vincúlese, estudie, inscríbase en foros y cursos. Es tan joven este tema que, en poco tiempo, estará a la par en conocimiento y sensibilidad sobre el tema, que sus asesores 'expertos'. ¿Tener un canal personal en redes sociales? ¿Un blog tal vez? ¿Un perfil multimedia para compartir fotos y videos con sus audiencias? Piénselo. Importante: contar con métricas diarias o semanales de influencia y reputación sobre su marca en redes sociales. Lo que no se mide, no se conoce.

3. Personalice su relación. No deje en la agencia de relaciones públicas todo el trabajo de relacionamiento. Identifique un líder de opinión por sector e interactúe personalmente con ellos. Una vez al mes. Un desayuno de trabajo, almuerzo, cena, etc., con el periodista o comunicador más influyente; con el presidente del gremio más importante para sus clientes; con los jefes de área de las unidades críticas del negocio; con el líder de opinión en el mundo digital; con el rector o decano de la facultad de la carrera más relevante del negocio... escoja, relaciónese, conózcalos en su dimensión laboral y ojalá algo en lo personal. Le aseguro que SIEMPRE saldrá con algo, con una ganancia, aprendizaje, propuesta y hasta con opciones nuevas de negocio. Le permitirá además entender de primera mano qué pasa en cada audiencia, cómo se perciben su marca y mensajes relacionados, las estrategias de mercadeo y comunicación, las incidencias del sector y la competencia. Las ruedas de prensa, cocteles de lanzamiento, etc., cada tres o seis meses con un batallón de gente a la que medio podrá saludar, no son muy efectivas que digamos.

4. Comunicación como indicador de negocio. La comunicación genera muchos valores. De marca, de
reputación, de inputs de negocio. Todo eso debe estar medido, calculado y proyectado. Deben existir las métricas y, por ende, los indicadores por cumplir. Esa debe ser una de las principales metas para el 2014, si es que en su compañía no existen, u optimizarlas para integrarlas en los semáforos del negocio de mejor manera. Pruebe y ensaye. Encargue a la comunicación una tarea que luego se vea reflejada en un indicador de negocio. Tase el valor de la estrategia de comunicación para que pueda dedicar los recursos precisos enfocados en crecer su impacto, en optimizar su gestión. Un departamento de comunicaciones que se encarga únicamente de los cumpleaños de la gente, los cocteles, las ruedas de prensa y de los volantes y pendones es, perdóneme que se lo diga, el mayor desangre sin sentido para las finanzas de la empresa.

5. Crisis. No existe empresa, por pequeña que sea y del sector que sea, que no sea candidata a vivir una crisis. Por ello, es imperativo contar con un plan y una matriz de escenarios de crisis posibles. Imaginar lo inimaginable, prever las situaciones caóticas, analizar por cada una de ellas los stakeholders a trabajar, los mensajes clave, los estados y el desarrollo de una crisis, sus posibles manejos, en fin. La paranoia es el mejor aliado. Las redes sociales, el termómetro perfecto en el nacimiento, desarrollo y final de una crisis. Revisar el manual, actualizarlo, optimizarlo, entrenar a los voceros vinculados, modernizar los vehículos de tratamiento de una crisis es otro de los propósitos para comunicación que deben estar en el 2014.

Por lo demás, feliz año!!!

lunes, 23 de diciembre de 2013

¿Por qué nos vamos de un banco los clientes?

Como periodista que escribe de tecnología he tenido la oportunidad de conocer muchos productos, soluciones, etc., del sector. Varios de ellos de gran envergadura y alcance, sistemas de información, corporativos, costosos y muy densos, que ayudan, precisamente, a grandes empresas a cumplir mejor su tarea: ser un negocio rentable.

Varios de esos productos han virado hacia el llamado 'big data', que básicamente busca analizar todas las variables posibles de información interna y externa de una empresa, para prever y tomar decisiones más precisas y estratégicas. Siempre, la mayoría de estas plataformas, buscan entender al cliente, anticiparse a sus decisiones y gustos, hacer una trazabilidad de sus hábitos para, en algún momento, mostrarse como un negocio amigable, que se ajusta a las necesidades de sus usuarios.

Los bancos son, de manera importante, uno de los sectores que he visto que mayormente usan tales plataformas. Así no se note mucho.

Dos ejemplos, personales. El primero con Bancolombia. Tengo una cuenta de ahorros allí desde Conavi. Mi nómina, prácticamente, de toda mi vida laboral, ha reposado en ese banco. Es decir, que conocen muy de cerca mi evolución profesional, cuánto he ganado en cada empleo, los ahorros que he hecho o he gastado (mas lo segundo que lo primero), los pagos que terceros me han hecho, los pagos que hago mes a mes (TODOS mis pagos son virtuales), en fin. Todo un cúmulo de datos con el que podrían construir el mas fiel de mis perfiles personales.

Cuando compré casa, hace un par de años, necesité de un crédito. No mucho. Digamos que un 20% del valor total del costo del inmueble que compraba. Tenía, en efectivo, el 80% restante. Acudí, por efecto natural, a Bancolombia a solicitar el crédito. La primera respuestas cuando llamé a indagar por el proceso: "se perdieron sus papeles en el correo físico". Lindo. Mi carta laboral, mi certificado de ingresos y retenciones y desprendibles de nómina por ahí. Quizá volando bajo algún puente.

Luego de un muy impostado "Ah no, ya aparecieron", me lo negaron. Nunca supe las razones. Pero así, tajantemente y sin mayores argumentos, me dijeron que no. Me tragué la indignación, busqué otro banco que me aprobó y desembolsó en tiempo récord y ya. Hace dos meses, con mis tarjetas de crédito sin un peso en deuda, me llegó un cobro de 49.000 pesos. 'Cuota de manejo', de dos plásticos que me metieron por los ojos por, precisamente, nunca tener cuota de manejo. Dos veces no aguanto y en 10 minutos, luego de pagar la cuota de manejo, cancelé las dos tarjetas de casi cinco años de antigüedad.

El segundo ejemplo. Banco Falabella. Saqué una CMR con ellos, de la franquicia de Mastercard, pensando que a fin de este año me iba a meter en una remodelación en la casa y que, ya que era recibida en Homecenter, me iba a ser de gran ayuda.

Compré un lavaplatos eléctrico ($800.000) en promoción el mismo mes que me la otorgaron. Lo pagué a una cuota. Al mes siguiente, me llegó un cobro de $57.000 pesos. Por tener un saldo de deuda de CUATRO CENTAVOS (sí, 4c), me cobraron los cargos del mes de cuota de manejo y seguros. No dije nada.

 Y se llegó el momento de la remodelación. Hice una compra por $500.000 de algunos materiales. A la semana siguiente, la gran compra del resto de materiales. Pasé la tarjeta. Saldo insuficiente. "Pásela por la mitad del valor", le dije a la cajera, temiendo que la compra de $500.000 hubiese sido mayor y no me acordara. Saldo insuficiente. Pagué con otra tarjeta de otro banco y me fuí a averiguar.

"Usted tiene una compra por $900.000 por internet", me dijeron. Bloqueo inmediato y denuncia por posible fraude virtual. Luego de dos semanas, en las que personalmente me tocó llamar y visitar oficinas, pues el seguimiento de ellos fue ninguno, me dieron el resultado: "El sistema a veces tiene unos errores y le pignoró su saldo por la compra que hizo en internet hace cuatro meses. Pero ya todo está bien".

¿Para qué tener un producto financiero que, por error técnico del banco, no te funciona en el momento que lo necesitaste? Chao. Cancelada Falabella.

Todos estos errores y, realmente, pendejadas, se pudieron evitar con tecnología. Seguro las que ustedes han vivido, también. Mucho dinero gastan los bancos en sus batallones comerciales que captan clientes y muchas mayores fortunas pierden cuando los buenos clientes se les van por errores técnicos fácilmente previsibles. ¿Cómo por cuatro centavos se genera un cobro de $57.000 a un cliente? ¿Por qué negarle a un cliente de quince años un crédito, cuando, el sistema puede analizar su comportamiento financiero global y deducir que, por el contrario, hay que premiarle su fidelidad?

Tecnología, amigos de los bancos, eso necesitan. No la de moda, o la que la competencia implementa. Tecnología que realmente les ayude a no perder, pendejamente, los buenos clientes.

jueves, 12 de diciembre de 2013

¿Deben revaluarse las agencias de relaciones públicas?

Conozco cómo funciona la consultoría en relaciones públicas. Trabajé en una agencia que presta este tipo de servicios y tengo los mejores recuerdos e impresión de su trabajo. Aprendí, gracias a esta agencia, muchas metodologías y teorías de comunicación estratégia que me han servido.

Por ello creo que, así como el periodismo vive un fuerte cambio y que necesita de un análisis preciso y profundo en aras de encontrar el rumbo y su continuidad, las agencias de relacionamiento e imagen también están en mora de repensar su sentido de negocios.

Y lo digo específicamente desde la industria para la cual he trabajado toda mi vida profesional: la de tecnología y telecomunicaciones. He visto cómo se abre cada vez mas una brecha de insatisfacción entre los clientes y sus consultores de comunicación. Día a día descubren que el alcance y valor estratégico de las agencias de relaciones públicas no logra el efecto esperado, los resultados precisos.

Y esto está ocurriendo, desde mi humilde óptica, por varias razones:

1. El biorritmo del sector. El mundo de las TIC es especial y distinto. Una de sus características es que evoluciona a un ritmo realmente endemoniado. La visión estratégica del negocio sufre constantes cambios, giros inesperados y no calculados que, en cuestión de meses, deben tomarse para garantizar la continuidad en el corto y mediano plazo. Las fusiones, compras, alianzas, sanciones, lanzamientos de nuevos productos y la temperatura misma del negocio (con ventas y comercio vigorosos), exigen de un acompañamiento igual, a la misma velocidad y desempeño. Mientras en otros sectores como Gobierno, petróleo, seguros, etc., este tipo de cosas suceden a una velocidad muchísimo menor, en TIC casi que las estrategias de comienzo de año deben ser repensadas y redireccionadas trimestre a trimestre. Y no conozco a la primera agencia que sea capaz de ir a ese ritmo, por lo menos de manera constante.

2. El alcance estratégico. Normalmente la capacidad estratégica de las agencias de relaciones públicas es limitada. Hay que decirlo. Dos o máximo tres talentos, de experiencia y renombre, cuentan con la profundidad y holgura estratégicas para dictar línea de fondo a la hora de construir campañas y estrategias. El resto del capital humano es táctico, ejecutivo, quienes no por ello son menos importantes. Por el contrario, un buen balance ahí es garantía de un buen servicio de consultoría. Lo que pasa es que ese poco talento estratégico y de alto relacionamiento poco y casi nada se enfoca en los clientes del sector TIC. No es fácil entender a esta industria y, por ende, dicho talento senior termina enfocado en otros sectores más rentables como petróleo y gobierno, y a la larga que "se entienden mejor", pues tales perfiles senior provienen de ese tipo de industrias o han sido comunicadores que por años cubrieron tales sectores.

3. El dinero. Ya lo decíamos. El sector TIC no es uno de los que mejor presupuesto tiene, contrario a lo que uno pudiera pensar. Salvo algunas grandes corporaciones (aunque hay algunas marcas 'grandes' que resultan ser muy amarraditas con su presupuesto), la mayoría de empresas no cuenta con una inversión atractiva como para, enlazando temas, comprometer al talento estratégico senior de la compañía de consultoría en comunicaciones. A cambio, un grupo de ejecutivos tácticos acompañan las labores diarias y, en algunos casos, de definición estratégica con resultados poco efectivos, muy reactivos y con lugares comúnes (la rueda de prensa, la entrevista 'excluisva', etc.).

4. El social media. No hay sector, creería yo, que esté más impactado y relacionado con la revolución de los medios sociales como el de las TIC, por lazo natural. Y allí vemos el gran y mayor vacío en las agencias de PR. El desconocimiento, sumado al evidente desbalance comercial de los clientes que quieren el servicio "por el mismo precio de siempre", ha hecho que la debilidad en esta parte para las agencias de PR crezca fuertemente. Son las agencias de marketing digital las que han recogido (o incluido 'gratis') en sus campañas digitales los servicios de PR, algo que resulta en un nivel de efectividad riesgoso. El empaque y vehículo de 'llegada' que usa el marketing y la publicidad no son lo mas importante. Lo importante, además de 'llegarle' es 'hablarle' a las audiencias, y ahí siempre serán los mensajes y las palabras clave, la estructura narrativa, lo que es más crítico. Y eso lo hace bien realmente la comunicación. Sólo incentivando sentimientos y sensaciones, con la comunicación, es que el marketing puede medir y proponer.

5. Indicadores de negocio. Las empresas de TIC ahora requieren que los indicadores de comunicación y PR se vean reflejados en los indicadores de negocio. Tangibilizar la inversión es el único camino que tienen las consultorías de PR para demostrar el real impacto de su valor agregado y, por ende, obtener un mejor escenario en retribución y ganancias. ¿Crisis en redes sociales? ¿Cómo medir los sentimientos de las audiencias? ¿Hay una nueva raza de influenciadores y stakeholders para cada negocio? Son cientas las posibilidades y nuevos escenarios para explorar con los clientes.

Es hora de que las agencias de PR piensen en cómo pueden afrontar de mejor manera las necesidades de las cuentas de TIC. Estamos en un mercado revolucionado en ese aspecto, que respira tecnología a todo nivel y se hace urgente entender cómo se puede acompañar mejor a las empresas que necesitan llevar de manera realmente estratégica sus mensajes a diferentes audiencias.

Si a esto le sumamos las típicas actividades de las agencias de PR de cara a la prensa (llamar a ver si le llegó el comunicado, ofrecer voceros y gacetillas 'en exclusiva' de temas inflados, presionar al celular al periodista para que asista al evento o que publique, etc.) desdibujan aún más el sentido de valor agregado de las agencias de PR en la industria de TIC.

viernes, 4 de octubre de 2013

¿De quién es la culpa todo este zaperoco de la industria celular?

Hoy en día vivimos una compleja situación en el sector de telecomunicaciones en Colombia. Los niveles de calidad del servicio de algunos operadores, no todos, han rozado momentos muy críticos y aún hoy, en octubre de 2013, la situación no está del todo controlada.

Los culpables hasta ahora señalados son, obviamente, los mismos operadores. Ellos, a su turno, salpican sus argumentos contra otros actores como la falta de antenas e infraestructura para aumentar su capacidad, actividad que no tiene un curso normal debido a la falta de una política nacional de gestión de permisos de alcaldías y gobernaciones, que son, como el mismo número de pueblos, miles y todos distintos.

Pero a veces olvidamos, para efectos de 'aprender de la historia', las razones que nos terminaron por llevar al remolino en el que estamos. Y allí, el sector oficial tiene mucha culpa, diría yo, "casi toda". ¿Quién si no el Estado es el responsable de mantener sanos y saludables los mercados que regula y concesiona? ¿Acaso no existen experiencias mundiales de otros países que vivieron la concentración de mercados en telecomunicaciones y que lograron corregir los errores a tiempo? ¿No era acaso predecible todo lo que estamos viendo hoy de redes congestionadas, operadores dominantes y las lógicas fallas de servicio? Yo creo que absolutamente sí.

La impericia estatal y regulatoria es evidente. Y esto no se trata de personas. Es de política oficial, de sentido común, de visión estratégica de la administración pública, algo que nos diferencia de los países de primer mundo y que es el caldo de cultivo de la indiferencia y profundas brechas sociales que vivimos.

No digo que los operadores no tengan la culpa. Ellos son empresas con ánimo de lucro y sin ánimo de pérdida que van a hacer lo posible por ganar mercado y clientes. Pero si la regulación no va a la misma velocidad de un negocio que avanza muy rápido, se da el ambiente adecuado para que las cosas vayan mal.


Incluso me atrevería a decir que se juntaron factores, lastimosamente, complejos. Recuerdo que mucha gente decidía contratar su servicio de celular con Comcel "porque era el que tenía señal y cubrimiento en todos los pueblos y carreteras del país". Aún hoy es así.

Pero recuerdo también cuando decidieron 'regalar' minutos y crear planes ilimitados de llamadas entre números Comcel. Ahí se sobrevino la avalancha de personas que, muy a la colombiana que aprecia todo lo fácil y regalado, se suscribieron por millones, empresas y familias enteras.

¿Culpa del operador? No, agilidad comercial, si se quisiera. ¿Culpa del usuario? No, tampoco, "regalado hasta un puño", reza nuestra idiosincracia. Culpa de las entidades de telecomunicaciones y del regulador que, a sabiendas que eso mismo había pasado en otros países, reaccionaron a la velocidad de un caracol en subida...

Hoy en día tenemos un mercado congestionado, con usuarios descontentos, metidos en una red claramente sobresaturada, con entidades de control que ahora lo único que pueden hacer es demandar, demandar, castigar y, de paso, enviar un mensaje al exterior de que en Colombia tratamos a los inversionistas extranjeros a punta de litigios...

En ese afán por tratar de corregir a las patadas y las malas el rumbo, terminan por afectar a los demás operadores que no tienen problemas de calidad. Insisto, esto no se trata de personas. Conozco a los presidentes de los tres operadores y mi percepción es que son personas muy capaces, inteligentes, preocupadas por su mercado y clientes, que por supuesto que no se levantan a diario pensando "cómo vamos a joder hoy a mis usuarios".

Las soluciones se necesitan urgentemente. Ojalá lleguen pronto. De lo contrario, una bomba social podría estallar pronto.

jueves, 22 de agosto de 2013

El verdadero problema de la movilidad

Alguna vez escribí en otra entrada que los colombianos tenemos una (lastimosa) virtud, la de aguantarnos todo. Calladitos. En ese sentido, estamos viendo con total frescura cómo la movilidad de Bogotá, y de muchas ciudades, se está deteriorando, lentamente.

Cada día es peor. Los recorridos de pocos minutos ya superan la hora u hora y media. De nada sirve ya el aprendizaje de años anteriores, en donde al menos uno sabía que a ciertas horas del día la situación permitía una movilización mejor. Ahora, incluso a muy avanzadas horas de la noche, las vías permanecen estáticas, como un gran parqueadero de carros y motos con gente carilarga.

Sin ser uno experto en temas de movilidad o urbanismo, se nota por encima que a la gran masa de carros particulares y motos que existen y usan las mismas vías de hace 50 años, existen otros factores que agravan la situación. Los huecos, por ejemplo, creería que son causantes de los embotellamientos en zonas específicas. Los cruces de calles por la Av. Caracas, se me ocurre. La 74, 63, 53, 39, por mencionar algunos, todos, tienen inmensas troneras que hacen transitar muy lentamente a los vehículos.

Pero ese no es el tema de esta entrada. Creo firmemente que para muchos el problema del tráfico no se ha contemplado ni entendido en su correcta magnitud. Hablaba el otro día con un amigo español y me decía que la terrible situación de movilidad le debe estar robando a Bogotá al menos un 50 por ciento más de capacidad productiva al año.

¿Cuántos negocios se dejan de hacer al día por culpa de los trancones? ¿Cuántas citas de negocio, vuelos de trabajo, reuniones, etc., se pierden o reprograman por este tema? ¿Cómo se ven afectadas algunas zonas de la ciudad que, por su pobre malla vial y por ende terrible tráfico, han comenzado a discriminarse, limitando su desarrollo?

Deben ser muchos. Y no quisiera ver una cifra científicamente calculada al respecto, para no llorar de la desilusión.

Ahora bien, yendo incluso más allá, ¿cómo llega a su casa una madre o padre de familia luego de una hora o dos horas metido en un trancón? ¿Con qué animo se 'hace familia' luego de pelear con motociclistas, taxistas y otros conductores que, como él, guerrean hasta los puños contra la movilidad?

El tema de la movilidad no es un concepto técnico. Es un problema sociológico, antropológico, que nos va a dejar una honda marca en el concepto de ciudadanía, de ser humano, a toda una generación y las que vengan a sufrir con este infierno del tráfico.

Aquí no estamos hablando de comodidad, ni de poder moverse a más de 100 km por hora. Estamos frente a un serio problema que, literal, está directamente relacionado con la velocidad que nos desarrollamos como ciudad, como personas. 




jueves, 1 de agosto de 2013

El delito de volverse abstemio

Podría escribir un gran, largo y tristísimo libro con todas mis anécdotas con el alcohol. Muchas divertidas, otras no tanto. Otras, realmente penosas. Vivir en esta época de la humanidad, en la que el alcohol es socialmente aceptado y está relacionado en tantos sentidos con el éxito en la socialización, el poder y el estatus, es realmente complicado.
Porque el alcohol, sin maricadas, es una sustancia psicoactiva. Adictiva, que lleva a sus víctimas a los peores infiernos imaginables. Esos que por allá adentro siquiera conocemos de los llamados 'alcohólicos', esos que sabemos de su existencia pero que ("obvio marica!") no somos, ni seremos.
Claro, habrá quienes digan que "es culpa del que no sabe controlarlo", mas no de la sustancia. Y tienen razón. Tengo muchos amigos que son buenos marihuaneros o cocainómanos. Es decir, tienen su trabajo, su familia, y controlan de maravilla su vicio. Así como muchos de los que leen esto, que se pegan sus borracheras, pero no pasa nada. Son unos "buenos tomadores", como los otros, unos "excelentes metedores".
Lastimosamente no todos tienen (tenemos) esa 'virtud'. Luché por años contra el alcohol. Así lo veo hoy, cuando miro atrás y me veo, hablando sandeces, insultando a un ser querido, comportándome como un tarúpido, para al día siguiente, con la dignidad y la vergüenza hecha pedazos, tratar de retomar mi rol social. Poniéndome serio ante el extraño(a) que al otro día me saludaba con "ole guevón, que risa usted anoche!", molestísimo, no sólo por la confiancita pendeja, sino por no tener ni idea de qué fue lo chistoso. No me acordaba.
Y ese no es el peor nivel del alcoholismo. Créanme que las historias del que asesinó o violó a un ser querido, o se mató sin siquiera darse cuenta, etc., son miles y muy comúnes.
Pero también hay un 'nivel normal' de alcoholismo, ese que vive la gran mayoría de los "buenos bebedores", los que "sabemos tomar", los que antes de un paseo, cena, rumba, navidad, reunión familiar, etc., se 'aperan de traguito'. Los que conocen de whiskys, aguardientes, rones, etc. Los que tienen alguna anécdota con el licor: le cantaron la tabla a alguien; resultaron enredados amorosamente; se atrevieron a hacer algo que en sano jucio jamás harían; llamaron a una expareja; terminaron peleando en un sitio o la casa; se quedaron dormidos; tuvieron sexo con alguien bajo los efectos del alcohol y otro largo etcétera de situaciones que, lastimosamente, la sociedad ve con risa, con burla, como 'algo normal', que viene embotellado en lo que se toma.
Y es eso, lo social, lo que precisamente incentiva, pero a la vez castiga el consumo del alcohol. Cuando uno dice 'no, gracias, no tomo', la reacción en el interlocutor es de inmediato de sorpresa (y más en mi caso, conocido rumbero y gocetas bajo los efectos del licor). Qué tonta forma de acabar con la vida propia. Qué estúpida manera de sentirse invencible, superior, arriesgado y a la vez valiente por hacer lo que se hace bajo los efectos del trago; por "ser capaz de aguantar" y ganarle a los (pendejos) amigos, en fin. Y no hablemos de el espectáculo para los más pequeños. Ver botellas, risotadas, escuchar groserías y palabras en los padres que normalmente no dicen... qué tristeza.

Me preocupa a veces ver gente, incluso de mi familia, caminando esos mismos pasos que yo viví. Me angustia, como en un mal sueño, no poder convencerlos de que por donde van, van mal. Me muele el alma entender que sólo queda esperar a que 'algo pase', ojalá que no sea mortal, para que, como yo, se dé cuenta y reaccione.
Son cientos de años en los que la sociedad, la industria del licor, nos ha 'enseñado'. Por eso, usted, que se toma sus traguitos, jamás se sentirá aludido o en riesgo. Porque "toma con precaución". Por que "un vino es bueno para la salud". Por que "la cerveza con moderación es excelente para la digestión". Por que "maridar la comida con un buen whisky es una muestra de clase y elegancia". Por que "hoy hay fútbol y hay que celebrar", y muchas otras maneras de marketing alrededor de una sustancia psicoactiva que se debe vender en grandes proporciones, pero en las justas para que no se note su efecto en la salud pública, pues "se daña el negocio".
¿Por qué nadie ha mirado, en el debate del muchacho que asesinó con su Audi a dos mujeres, manejando borracho, la responsabilidad de las empresas de licor en toda esa tragedia? ¿Valdría la pena meterlas en ese pedo, así como hacen en EE. UU. con las tabacaleras y su efecto en la salud pública, llamado cáncer de pulmón, garganta, lengua y boca?

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Cumplo casi seis meses sobrio. Nunca otro logro personal me hará tan feliz como este. Haber dejado el alcohol es y será mi mayor motivo de orgullo, la más bonita muestra de lo que soy capaz como ser humano. Ahora mi lucha es contra el entorno social, ese que ahora me ve como un bicho raro, 'enfermo', por decir 'no gracias, no tomo licor'.

miércoles, 5 de junio de 2013

¿Sufriendo por su operador celular? ¡pórtese bien!

Entre muchas características sociológicas que tenemos los colombianos, hay una que realmente me entristece: el mal llamado 'aguante'. Nos aguantamos todo, calladitos, como unos (perdón) pendejos. Las calles rotas, el transmilenio repleto, los abusos de entidades, etc., los vemos y vivimos a diario como unos borreguitos, tranquilos. Sin ánimo de sonar abusivo, hasta matrimonios y relaciones laborales destructivas nos 'aguantamos'.
Eso somos. Por eso, me parece una total estupidez ver, leer y escuchar gente que vive agobiada con su operador celular. ¿Cómo se guantan pagar por un servicio que no tienen?!! Sin entrar a hablar de marcas, ni casos, pues he escuchado comentarios negativos de todos los operadores, no me cabe en la cabeza (y eso que la tengo bien grandota) que una persona viva estresada, agobiada, luchando a diario con su celular por no tener cómo enviar un correo electrónico urgente; hacer o recibir llamadas, etc.
Para eso se hizo la portabilidad numérica. Y es tan sencilla como rápida: usted va al operador al que desea pasarse, escoge su plan y les firma la autorización de portación. Y ya. El resto lo hacen entre empresas. A los tres días usted estará en otro operador.
Eso sí, para aliviarse de su problema, le toca bajarse de una platica. Si tiene cláusula de permanencia, la tendrá que pagar. Si le dieron un equipo hace poco, subsidiado con su plan, tendrá que pagar la diferencia.
No tiene que esperar a que sea su fecha de corte. Si acaba de pagar su factura, mejor! Le tienen que descontar lo que le correspondería disfrutar del resto de mes a su deuda por la cláusula de permanencia. Los que tengan un plan corporativo y estén sufriendo por el servicio de dicho operador tienen dos opciones: reunir a los demás compañeros y exigir formalmente a la empresa que los porte, o, demostrar con hechos que el mal servicio reduce la productividad y eficiencia de los negocios, al no poder contestar una llamada, llamar clientes, enviar correos urgentes, etc.
En resumen: no sufra. Vean que el estrés es cosa seria. De verdad. Usted puede estar muriendo de a poco por un mal servicio celular. No lo haga. Colombia lo necesita. No hay plata que valga tanto sufrimiento. Pague y pórtese bien!

martes, 29 de enero de 2013

Cuando el fantasma de la inseguridad nos toca a nosotros...

Son tantas y tan comunes las noticias de violencia e inseguridad que a diario recibimos por todos los medios, que para el colombiano promedio dicho fenómeno se volvió paisaje. Una característica más de la cotidianidad de nuestro país, nuestras ciudades, algo con lo que toca lidiar y acostumbrarse a vivir. Claro, hasta el día en que nos toca cargar al hombro con esa lora. Literal, a mi me tocó ya. Gracias a Dios, sin consecuencias graves, ni heridas, ni nada.

Caminando por la calle, con mi esposa y mi concuñado, luego de comprar unos postres en una lugar de la ciudad muy concurrido en donde existen varios locales que los venden, hacia las 2 de la tarde, un muchacho se me colgó al cuello para robarme mi cadena. Obvio, di papaya. Y no lo digo por llevar la cadena a la vista, sino por olvidar la verdadera situación que vivimos de delincuencia e inseguridad en Bogotá. Son nanosegundos de confusión. Afortunadamente nuestro cerebro trabaja a esa velocidad: "Abrazofuerte-¿es un amigo?-Jalonazo-!me rompió la camiseta!-escucho insulto-!me está robando delante de todo el mundo!-codazo-ladrón huye". Todo pasa tan rápido que no hay tiempo para reaccionar como se debiera. Y menos mal, pues sería peor enfrentarse a unos muchachos que, con tal de no dejarse atrapar, harían lo que fuera. Además, mi hija estaba a escasos metros de la escena. Venía hacia mi corriendo cuando ocurrió todo. Queda mucho por reflexionar. Lo normal sería maldecir a la ciudad, al país. Agobiarse y volverse paranoico. Yo creo firmemente que esta situación es el resultado de la corrupción política que por décadas, desde siempre, nos ha gobernado. Esa corrupción sistemática que se ha llevado los recursos de todos a las arcas de unos pocos. Es así como para muchos la única oportunidad es delinquir y, claro, a fuerza de hacerlo, hacer de esa 'actividad' un estilo de vida, como el caso de 'Byron' (así lo bauticé), el muchacho de unos 40 centímetros menos de estatura que yo, bien vestido y peinado, que me miraba a la cara mientras corría a la moto que lo esperaba para escapar. Le vi su cara de susto. Él seguro vio la mía. Ambos quedamos frustrados. Byron por no llevarse mi cadena y yo por creer que este tipo de cosas sólo le pasaban a los que salen en las noticias a diario, baleados y acuchillados, muertos, por alguna pendejada que uno carga encima.
(Foto tomada de Elheraldo.com.co)