jueves, 22 de agosto de 2013

El verdadero problema de la movilidad

Alguna vez escribí en otra entrada que los colombianos tenemos una (lastimosa) virtud, la de aguantarnos todo. Calladitos. En ese sentido, estamos viendo con total frescura cómo la movilidad de Bogotá, y de muchas ciudades, se está deteriorando, lentamente.

Cada día es peor. Los recorridos de pocos minutos ya superan la hora u hora y media. De nada sirve ya el aprendizaje de años anteriores, en donde al menos uno sabía que a ciertas horas del día la situación permitía una movilización mejor. Ahora, incluso a muy avanzadas horas de la noche, las vías permanecen estáticas, como un gran parqueadero de carros y motos con gente carilarga.

Sin ser uno experto en temas de movilidad o urbanismo, se nota por encima que a la gran masa de carros particulares y motos que existen y usan las mismas vías de hace 50 años, existen otros factores que agravan la situación. Los huecos, por ejemplo, creería que son causantes de los embotellamientos en zonas específicas. Los cruces de calles por la Av. Caracas, se me ocurre. La 74, 63, 53, 39, por mencionar algunos, todos, tienen inmensas troneras que hacen transitar muy lentamente a los vehículos.

Pero ese no es el tema de esta entrada. Creo firmemente que para muchos el problema del tráfico no se ha contemplado ni entendido en su correcta magnitud. Hablaba el otro día con un amigo español y me decía que la terrible situación de movilidad le debe estar robando a Bogotá al menos un 50 por ciento más de capacidad productiva al año.

¿Cuántos negocios se dejan de hacer al día por culpa de los trancones? ¿Cuántas citas de negocio, vuelos de trabajo, reuniones, etc., se pierden o reprograman por este tema? ¿Cómo se ven afectadas algunas zonas de la ciudad que, por su pobre malla vial y por ende terrible tráfico, han comenzado a discriminarse, limitando su desarrollo?

Deben ser muchos. Y no quisiera ver una cifra científicamente calculada al respecto, para no llorar de la desilusión.

Ahora bien, yendo incluso más allá, ¿cómo llega a su casa una madre o padre de familia luego de una hora o dos horas metido en un trancón? ¿Con qué animo se 'hace familia' luego de pelear con motociclistas, taxistas y otros conductores que, como él, guerrean hasta los puños contra la movilidad?

El tema de la movilidad no es un concepto técnico. Es un problema sociológico, antropológico, que nos va a dejar una honda marca en el concepto de ciudadanía, de ser humano, a toda una generación y las que vengan a sufrir con este infierno del tráfico.

Aquí no estamos hablando de comodidad, ni de poder moverse a más de 100 km por hora. Estamos frente a un serio problema que, literal, está directamente relacionado con la velocidad que nos desarrollamos como ciudad, como personas. 




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