viernes, 4 de octubre de 2013

¿De quién es la culpa todo este zaperoco de la industria celular?

Hoy en día vivimos una compleja situación en el sector de telecomunicaciones en Colombia. Los niveles de calidad del servicio de algunos operadores, no todos, han rozado momentos muy críticos y aún hoy, en octubre de 2013, la situación no está del todo controlada.

Los culpables hasta ahora señalados son, obviamente, los mismos operadores. Ellos, a su turno, salpican sus argumentos contra otros actores como la falta de antenas e infraestructura para aumentar su capacidad, actividad que no tiene un curso normal debido a la falta de una política nacional de gestión de permisos de alcaldías y gobernaciones, que son, como el mismo número de pueblos, miles y todos distintos.

Pero a veces olvidamos, para efectos de 'aprender de la historia', las razones que nos terminaron por llevar al remolino en el que estamos. Y allí, el sector oficial tiene mucha culpa, diría yo, "casi toda". ¿Quién si no el Estado es el responsable de mantener sanos y saludables los mercados que regula y concesiona? ¿Acaso no existen experiencias mundiales de otros países que vivieron la concentración de mercados en telecomunicaciones y que lograron corregir los errores a tiempo? ¿No era acaso predecible todo lo que estamos viendo hoy de redes congestionadas, operadores dominantes y las lógicas fallas de servicio? Yo creo que absolutamente sí.

La impericia estatal y regulatoria es evidente. Y esto no se trata de personas. Es de política oficial, de sentido común, de visión estratégica de la administración pública, algo que nos diferencia de los países de primer mundo y que es el caldo de cultivo de la indiferencia y profundas brechas sociales que vivimos.

No digo que los operadores no tengan la culpa. Ellos son empresas con ánimo de lucro y sin ánimo de pérdida que van a hacer lo posible por ganar mercado y clientes. Pero si la regulación no va a la misma velocidad de un negocio que avanza muy rápido, se da el ambiente adecuado para que las cosas vayan mal.


Incluso me atrevería a decir que se juntaron factores, lastimosamente, complejos. Recuerdo que mucha gente decidía contratar su servicio de celular con Comcel "porque era el que tenía señal y cubrimiento en todos los pueblos y carreteras del país". Aún hoy es así.

Pero recuerdo también cuando decidieron 'regalar' minutos y crear planes ilimitados de llamadas entre números Comcel. Ahí se sobrevino la avalancha de personas que, muy a la colombiana que aprecia todo lo fácil y regalado, se suscribieron por millones, empresas y familias enteras.

¿Culpa del operador? No, agilidad comercial, si se quisiera. ¿Culpa del usuario? No, tampoco, "regalado hasta un puño", reza nuestra idiosincracia. Culpa de las entidades de telecomunicaciones y del regulador que, a sabiendas que eso mismo había pasado en otros países, reaccionaron a la velocidad de un caracol en subida...

Hoy en día tenemos un mercado congestionado, con usuarios descontentos, metidos en una red claramente sobresaturada, con entidades de control que ahora lo único que pueden hacer es demandar, demandar, castigar y, de paso, enviar un mensaje al exterior de que en Colombia tratamos a los inversionistas extranjeros a punta de litigios...

En ese afán por tratar de corregir a las patadas y las malas el rumbo, terminan por afectar a los demás operadores que no tienen problemas de calidad. Insisto, esto no se trata de personas. Conozco a los presidentes de los tres operadores y mi percepción es que son personas muy capaces, inteligentes, preocupadas por su mercado y clientes, que por supuesto que no se levantan a diario pensando "cómo vamos a joder hoy a mis usuarios".

Las soluciones se necesitan urgentemente. Ojalá lleguen pronto. De lo contrario, una bomba social podría estallar pronto.

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