Antes que nada advierto: si cree que va a encontrar en este post burlas o ataques contra alguien puntualmente, siento desanimarlo. Tampoco espero que halle argumentos para hacerlo. Por eso omitiré, por primera vez en un post, los enlaces, para evitar suspicacias.
Realmente no me interesa polemizar de manera negativa, aunque por lo general mis opiniones son directas, frías y sin adornos, partiendo siempre del respeto por el pensamiento de los demás. Por ello, lo primero que debo decir es que me gustaría que existieran los expertos en redes sociales o social media. Lastimosamente no es así.
A diferencia de una ciencia de la salud, la ingeniería o de un oficio manual (pilotar un avión, por ejemplo), en donde existen teorías base, conocimiento secuencial producto de la experimentación, en el caso de las redes sociales no existe tal desarrollo evolutivo. Por ende, no se puede hablar de 'gente experta' en sentido estricto.
En un ecosistema en el que el insumo principal es la condición humana (válgame Dios!), enmarcada en herramientas variadas y cambiantes, con características como la inestabilidad y la arritmia para evolucionar y sostenerse, no pueden existir expertos.
Para calificarse como 'experto en algo' se requiere, entre otras cosas, de la habilidad para prever y pronosticar la solución y/o respuesta a una problemática o reto. Y esto, en el caso de las redes sociales, es virtualmente imposible lograrlo.
¿O acaso alguno de los que 'experimentamos' con esto del social media puede garantizar el resultado de alguna estrategia o campaña? No. Acá estamos frente a un torbellino en el que soltamos una cometa... a veces vuela, se sostiene. Otras (muchas) se va a pique, pese a que la construyamos igualito que el vecino exitoso.
Y eso es parte de lo emocionante de esta revolución. Estoy seguro que seremos la burla de nuestros nietos. Así como hoy nos reímos de la anécdota del tatarabuelo que usó el teléfono por primera vez y fue hasta la casa de su receptor para confirmar que haya recibido el mensaje, nuestra descendencia verá con mofa muchas de las cosas que hoy nos parecen normales en el uso y aplicación que le estamos dando a las redes sociales.
Insisto, este post no se trata de burlarse de nadie. Cuando me topo con personajes que se autoproclaman como 'expertos' o 'estrategas' en estas lides del 2.0, no me producen molestia, ni burla (bueno, a veces trino chistecitos al respecto). Hacen parte de mi observación diaria de este fenómeno. Igual entiendo y respeto que todos tenemos necesidad de ganarnos la vida. Es más, confieso que gracias a algunos de estos 'artistas', he tenido oportunidades de negocio al mejor estilo de 'lavabaños 2.0' que llega a limpiar sus gracias.
En nuestros días, los que consideramos 'expertos' son aquellos que han tenido un interesante golpe de suerte: el que administró la campaña de un presidente en redes sociales; el que se volvió personaje gracias a un viral; aquel que logró enfrentarse a una gran corporación a través de social media; otro que se tropezó con un modelo óptimo de negocio que el resto de la comunidad adoptó como propio, y uno más por ahí que tiene estilo para administrar a los seguidores de una marca cualquiera, etc. Hasta ahí.
Chispazos. Interesantes de analizar, pero sólo eso... momentos fugaces.
Por lo pronto, lo que queda es correr al lado de la puerta de este tren sin desfallecer. Nada es fijo. Ayer era 'cool' inventarse personajes para viralizar marcas y productos, creando cuentas de apoyo para dinamizar. Hoy crucifican al tipo que dijo que iba a regalar su casa, por la evidente farsa detrás. Hace seis meses, yo hubiese comprado esa idea.
Ayer tener un canal de Twitter o una página en FB con miles de followers y fans, y ojalá con una aplicación o juego, era el objetivo. Hoy, el nivel de 'influencia' es lo que manda. ¿Cómo se mide eso?... sigamos experimentando.
Tratar de estar un paso adelante, atento de las tendencias, experimentándolas, podría ser un ejercicio recomendable. Claramente, tener un sentido fuerte del desprendimiento y actitud de aprendizaje, son las mejores armas.
Y lo repito en serio: ojalá existieran los expertos en social media para aprender de ellos...